viernes, 5 de diciembre de 2014

Preguntas para cambiar tu vida

En ocasiones, nos sentimos perdidos y nos invade la tristeza. Nos cuesta ordenar nuestros pensamientos, llevar a cabo tareas sencillas y encontrarle un sentido a la rutina del día a día. Disminuye la motivación y, con ello, las ganas y el entusiasmo. En estos momentos, la psicología clínica nos explica que pueden estar manifestándose desórdenes internos que demanden en nosotros un cambio de vida que nos conduzca a volver a encontrar las ganas de vivir, evitando así una posible depresión posterior. Para detectar esta situación, podemos comenzar por preguntarnos: ¿estoy haciendo aquello que realmente quiero hacer en la vida?

Aspirar a ejercer el trabajo soñado o a disfrutar de una vida única no es cosa de niños, ni tampoco de adolescentes. Todos tenemos una vocación, unas preferencias a la hora de elegir aquellas tareas que nos apasionan y aquellas que no nos hacen sentir bien. A diferencia del resto de trabajos, aquella labor que sea nuestra vocación ha de hacernos sentir satisfechos, realizados en lo personal y útiles con respecto a la sociedad. Para ello podemos preguntarnos: ¿qué me aporta este trabajo? ¿me hace sentir mejor? ¿disfruto cuando lo ejerzo? ¿aumenta mis ganas de mejorar y de ser un buen profesional? Si la respuesta es negativa, habrá llegado el momento de generar un cambio de vida.

Llegados a este punto, será el momento de cuestionarse acerca de temas más trascendentes: ¿cuáles son las prioridades que determinan mi vida? ¿en qué lugar quedo yo mismo, mi familia, mis aficiones y mi filosofía de vida con respecto al trabajo? A este respecto, cabe destacar que tan negativos son el defecto como el exceso. No sentir interés hacia nuestro trabajo nos puede llevar a caer en la monotonía y a perder la ilusión, pero dedicarle un exceso de horas y priorizar el trabajo ante todos los demás ámbitos ocasiona estrés, ansiedad y grandes dificultades para llevar una vida equilibrada y satisfecha en todos los sentidos. El punto óptimo es compaginar un trabajo que nos haga sentir bien con el resto de prioridades que consideramos importantes, dedicándoles tiempo tanto a ejercer nuestra profesión como a nuestros amigos y familiares, a nosotros mismos y a nuestras aficiones. Así pues, si lo que nos hace sentir mal guarda relación con los amigos, el trabajo...., deberemos preguntarnos: ¿estoy rodeándome de las personas más adecuadas para mí? ¿nuestro trato es correspondido? ¿me aportan y me hacen sentir valorado como persona? En conclusión, si tu entorno personal o laboral te genera malas sensaciones y te impide ser feliz, ha llegado el momento de hacerse algunas preguntas para generar un cambio de vida.

Miguel Vallejo

lunes, 1 de diciembre de 2014

¿Qué puntos debemos cuidar en una buena relación de pareja?

Actualmente son muchas las personas que, de un modo u otro, atraviesan una crisis de pareja. Del modo en que este tema se afronte, depende que la pareja logre remontar o que se vea abocada al fracaso de la relación, y a separación definitiva.

Para cuidar una buena relación de pareja hemos de tener en cuenta que hay que esforzarse en el día a día. Nuestra pareja, al igual que nosotros, tiene necesidad de atención y hemos de estar pendientes de ello para satisfacer al máximo sus expectativas. Cuando atravesamos épocas buenas, resulta sencillo disfrutar y compartir buenos momentos con nuestra pareja. Sin embargo hemos de estar preparados para asumir las épocas malas, ya sean por dificultades económicas, laborales o momentos en los que nuestra pareja está más desanimada y vulnerable. En esta situación, hemos de animarla y motivarla al máximo, haciéndole saber que aunque haya dificultades, estamos a su lado para hacerles frente del mejor modo posible. Esto refuerza considerablemente la pareja.

Un aspecto básico para el funcionamiento con éxito de la pareja es saber compartir, ya sean aficiones, metas, valores. Incluso cuando estos elementos son distintos en cada uno, si logramos acercar posiciones y comprender al otro, podremos enriquecernos como personas y hacer que el vínculo de la relación sea todavía más fuerte.

Otro aspecto básico, es mantener siempre el respeto hacía nuestra pareja. En ocasiones pueden surgir discrepancias respecto a la vida en común, la educación de los hijos y mil detalles cotidianos. La mejor manera de afrontarlo es hablar con calma, escuchar al otro, asumir su punto de vista e intentar acercar posiciones. De nada sirven las discusiones, y muchos menos las recriminaciones o insultos que deterioran al máximo al otro y a nosotros mismos y nos alejan de encontrar soluciones.

En ocasiones, es inevitable que pese a nuestros esfuerzos la pareja pueda llegar deteriorarse y no encontrar la comunicación necesaria. Aún así no hay que tirar la toalla. En esta situación hemos de ser prácticos y resolutivos y acudir a un profesional cualificado que nos ayude mediante una terapia de pareja. Actualmente son muchas las parejas que han resuelto sus problemas por este sistema y que, gracias a la ayuda profesional, han conseguido salvar su relación y emprender una nueva etapa más madura y consciente de la necesidad de invertir día a día en la comunicación y conocimiento del otro.

Para una relación saludable no hay que olvidar el desdramatizar las situaciones, tener una visión madura de la realidad y cultivar con nuestra pareja la pasión y el sentido del humor.

En nuestro centro ofrecemos terapia de pareja tanto individuales como conjuntas, en función del momento terapéutico. Siempre tratando de buscar puntos de encuentro para una mejor convivencia.

Miguel Vallejo

lunes, 24 de noviembre de 2014

Puntos clave para mejorar la autoestima.

La baja autoestima, es una problemática cada vez mas presente en nuestra sociedad. Esto se debe a diversos factores emocionales, sociales, psicológicos, evolutivos. Eso, es por todos conocido, pero cómo levantar esa baja autoestima. Es por ello, que aquí os mostramos algunas orientaciones para que las tengáis en cuenta y de esta forma comenzar a no sentiros pequeñ@s frente a los demás, pero sobre hacia ti mism@.

  1. Presta atención a cómo te hablas a ti mismo. ¿Tienes alguna idea de cuántos pensamientos negativos pasan por tu mente todos los días acerca de ti mismo? Probablemente no. Incluso si es sólo algo sencillo como: "Hoy me veo horrible" lo que necesitas es supervisar y controlar tus pensamientos. Así que consigue un cuaderno y anota cada pensamiento negativo que te dices a ti mismo, de ti mismo. Después de una semana, echa un vistazo. A continuación, escribe por qué cada pensamiento negativo, no es cierto.
  2. No te compares con los demás. Si te comparas constantemente cómo te ves junto a un actor o junto a la cuenta bancaria de tu primo millonario, te sentirás mal contigo mismo. Así que evítalo a toda costa.
  3. No insistir en el pasado. Tal vez has hecho algo en el pasado que te avergüenza. Bueno, no se puede deshacer. Todo lo que puedes hacer es perdonarte a tí mismo, decidir hacerlo mejor, y seguir adelante.
  4. Encontrar un "compañero con buena autoestima". Cualquiera que haya tratado de cambiar sus hábitos sabe que es difícil. Y la autoestima también es un "hábito" -es una manera habitual de pensar sobre ti mismo. Por lo tanto, ayuda a tener a alguien que te indique cuando estamos siendo negativos y que nos ayude a guiarnos en la dirección correcta.
  5. Averiguar qué desencadena tus sentimientos de baja autoestima. Tal vez tu hermana mayor era la "perfecta", por lo que cuando estás con ella, ella es el centro de atención y te sientes peor de ti mismo. O tal vez estabas gordito cuando eras niño y todavía llevas esa imagen de ti mismo hasta el día de hoy. Todos tenemos ciertas áreas en las que nos sentimos mal con nosotros mismos. Así que trata de identificar qué situaciones o temas disparan tus pensamientos negativos y trabaja todos y cada uno de ellos.

Miguel Vallejo

martes, 18 de noviembre de 2014

¿Cómo convertir los errores en oportunidades?

Se ha demostrado sobradamente que mostrar una actitud positiva ante las vicisitudes de la vida y saber sacar partido de cualquier ocasión, por desfavorable que en principio parezca, puede salvarnos la vida. El optimismo nos protege de los malos pensamientos, de la rumiaciones, del estrés y protege nuestro sistema inmunitario. Los pesimistas pensarán en la suerte que han tenido los optimistas de nacer con esa forma de pensamiento tan favorable, pero lo cierto es que cualquiera puede tener una mente más positiva con un poco de entrenamiento.

Ser positivo no significa sonreír a pesar de vayan mal las cosas. De vez en cuando es necesario expresar el enfado y la frustración cuando nos sentimos de esta manera, pero únicamente como mecanismo de desahogo antes de ponernos manos a la obra. Mostrar inconformismo sirve para tomar el control de nuestra vida y asumir nuestra responsabilidad en las cosas que nos pasan. Cuando nos equivocamos tenemos la oportunidad de aprender algo. Si somos conscientes de aquello que hemos hecho mal podemos corregirlo, no repetirlo en el futuro. La clave está en aprender a afrontar nuestros propios conflictos para verlos como algo necesario e inevitable en la vida, ante los que podemos elegir aprender o hundirnos. El error es inevitable, pero sufrir por ello es opcional. Si tenemos clara esta premisa, comenzaremos a sentir una menor presión. Aceptar los errores es el primer paso hacia el éxito.

Pero ser optimista no consiste solo en aceptar los errores y sacar provecho de ellos. La clave de todo está en la flexibilidad. Cuanto más flexibles seamos para adaptarnos a las circunstancias, para improvisar planes alternativos antes las contrariedades, más airosos saldremos de los problemas y las piedras que aparecen en el camino. Los talantes rígidos suelen ocasionar un gran sufrimiento en la persona que los padece, por lo que la inflexibilidad es un rasgo que conviene eliminar de nuestros principios. El otro ingrediente imprescindible es conocernos a nosotros mismos, especialmente en nuestro aspectos positivos. Saber que tenemos recursos para afrontar gran cantidad de situaciones nos hará enfrentar los errores con fuerza, interpretándolos como un reto para darnos la oportunidad de aprovecharlo a nuestro favor. Para empezar a cambiar esta forma de ver las cosas puede ser un buen ejercicio preguntar a la gente cercana cómo actuarían ellos en tal o cual situación, o imaginar qué haría en nuestro lugar alguien a quien admiramos.

Miguel Vallejo

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Las terapias más solicitadas en Noviembre

Ha comenzado la etapa final del año, la emotividad de la época abre paso a un sinfín de emociones contrastantes para muchas personas, en ocasiones éstas provocan desajustes emocionales que pueden resultar inesperados, aunque esto no implica que sean negativos. Es en esta temporada del año cuando las terapias psicológicas aumentan considerablemente. Nunca está de más considerar acudir con un psicólogo para canalizar todas aquellas emociones, sensaciones o pensamientos que provocan alguna alteración en la personalidad. Algunas alteraciones comunes pueden incluir trastornos en el estado de ánimo, baja autoestima, problemas sexuales, problemas de pareja,  o trastornos de ansiedad, entre otros.

La Psicología Clínica para adultos ofrece diversos enfoques en los tratamientos, así como la psicología infanto-juvenil, orientada a niños y adolescentes. Las terapias se trabajan a través de diversas técnicas como la cognitivo conductual, que trata principalmente de que las conductas, hábitos o actitudes aprendidas, pueden ser de la misma manera desaprendidas y reconducidas adecuadamente.

Asimismo, la terapia emotivo conductual se basa en que una situación concreta genera creencias racionales e irracionales las cuales alteran el comportamiento del paciente. Esta terapia ayudará al paciente a combatir esas creencias y asimilar nuevas creencias positivas que mejoren su percepción ante los hechos.

Éstas son algunas de las terapias que los psicólogos tratan con más regularidad, especialmente en esta época del año, debido a los excelentes resultados que arrojan, pues, independientemente de ser una hermosa temporada, conlleva también a diversas situaciones, no necesariamente negativas, que pueden ser procesadas de una manera sana y eficiente con ayuda de un profesional.

Decidir tomar una terapia con psicólogos expertos implica mejorar de manera significativa la salud mental, anímica y emocional.

Miguel Vallejo

martes, 4 de noviembre de 2014

¿Cuándo debe actuar la Psicología Clínica?

La Psicología Clínica detecta, evalúa y trata estados mentales que limitan la vida de las personas, impidiéndoles mantener un equilibrio individual y social adecuado. Estas alteraciones somáticas, psíquicas o conductuales que trastornan el bienestar, son abordadas por esta especialidad con una metodología científica contrastada que tiene como único objetivo restablecer una relación armónica con el entorno y con nosotros mismos. En la compleja mente del ser humano existen aspectos diferenciadores que le identifican: la educación; los condicionamientos sociales; o los factores genéticos, actúan como elementos moldeadores de su personalidad. De ahí, la dificultad de establecer una clara línea divisoria entre trastorno y equilibrio. No hay duda de que el miedo, la inseguridad o el umbral del sufrimiento son experiencias determinantes en la aparición del estrés, la ansiedad o las fobias. Sin embargo, la medida en que nos afectan varía, en mucho, según las circunstancias personales que han definido la psique. Lo que para algunos constituye una situación insalvable y limitante, para otros se convierte en una experiencia enriquecedora. Es evidente, que la reacción ante un mismo estímulo puede provocar sensaciones absolutamente opuestas.

¿Cómo reconocer el momento en que se pone en riesgo nuestra salud mental?, en otras palabras: ¿Cuándo debemos recurrir a la Psicología Clínica en busca de ayuda profesional? Aunque, como hemos visto, la respuesta dista de ser universal, existen síntomas evidentes que deben activar la alarma: Incapacidad para superar o solucionar determinadas situaciones que comienzan a bloquear nuestra vida cotidiana. Contradicciones conductuales y emocionales entre lo que se hace y lo que se desea hacer. Dificultad para superar circunstancias dolorosas o cambios bruscos: enfermedades, muerte, separaciones o pérdida de empleo. Aparición de síntomas físicos y psíquicos relacionados: falta de sueño, ansiedad, cansancio, mala concentración, tristeza o problemas alimentarios. Los trastornos somáticos se pueden agudizar y reflejar problemas cardiovasculares (taquicardia), respiratorios (disnea) o gastrointestinales (vómitos), que necesitarán tratamiento médico especializado. La pérdida de ilusión, la apatía, el pesimismo y la inseguridad conllevan estados de tristeza que obstaculizan nuestra percepción. Caer en adicciones que pretenden sustituir nuestra incapacidad para enfrentarnos con la realidad. Todas estas señales pueden ayudar a detectar problemas psicosomáticos que deben ser tratados también por la Psicología Clínica, para su diagnóstico, y rehabilitación; un proceso cada vez más normalizado en la sociedad gracias a la ruptura con una serie de tabúes sin fundamento que relacionaban la visita al especialista con estados extremos de locura.

Miguel Vallejo

miércoles, 22 de octubre de 2014

¿Cómo sé que necesito visitar a un profesional? Ansiedad, adicciones, ira...

En general, sabemos que necesitamos la ayuda de un especialista cuando el malestar no nos permite llevar una vida normal. Pero la mayoría de las veces somos tan exigentes con nosotros mismos que nos forzamos hasta llegar al límite, pensando que podemos hacerlo mejor, que nosotros solos podemos superar la crisis; o ignoramos los síntomas de malestar pensando que cuando pase el pico de estrés que tenemos en el trabajo o en nuestra vida personal nos encontraremos mejor. Este tipos de conductas tan habituales solo tienden a cronificar el malestar y a que nos acostumbremos a vivir con él, forzando a nuestro cuerpo a soportar unas tensiones que en poco tiempo nos pasarán factura, generalmente a través de síntomas somáticos que afectarán a nuestra salud física (trastornos digestivos, alteraciones en la menstruación, pérdida de la libido, pérdida del apetito, o por el contrario apetito voraz y descontrolado, insomnio...).

Cuando se trata de ir al psicólogo, el error número uno es posponer la visita hasta que ya no podemos aguantar, un fallo común que hace más difícil a posteriori salir del agujero en el que nos hemos metido.

Son varios los síntomas que nos ayudan a detectar que necesitamos la ayuda de un especialista de psicologia clinica, como la sensación de pérdida de control en el día a día, las crisis de ansiedad, los ataques de pánico inesperados, la aparición de molestias físicas que no tienen explicación médica, el exceso de sudoración acompañado de taquicardias, hiperventilación y sensación de opresión en el pecho, el desbordamiento de las emociones (llanto o ataques de ira incontrolables), la sensación de encontrarse al límite o de no poder afrontar una situación, la acumulación de pensamientos negativos o catastrofistas (obsesiones que limitan nuestra vida cotidiana), la sensación de que la vida no tiene sentido o que no se tienen ganas de vivir, los pensamientos suicidas (aunque no se tenga la intención de quitarse la vida), los ataques de ira, la sensación paranoica de que los demás están en nuestra contra, las dificultades para dormir con normalidad...

Si se siente identificado con cualquiera de las sensaciones descritas o con varias de ellas es conveniente acudir a un especialista en psicología clínica que nos aporte la ayuda necesaria para retomar la energía, el optimismo y la felicidad que necesitamos para volver a la normalidad, de la misma manera que acudimos a cualquier otro especialista médico cuando tenemos cualquier otra dolencia.

Miguel Vallejo

jueves, 16 de octubre de 2014

Alteración en el comportamiento alimentario

Los psicólogos entendemos por alteraciones de la conducta alimentaria las enfermedades, progresivas y crónicas, que se manifiestan a través de la relación que un sujeto tiene con la comida. Estos trastornos de la conducta alimentaria no son fáciles de diagnosticar con exactitud ya que engloban una compleja gama de síntomas entre los que destaca la distorsión de la propia imagen corporal y un miedo irracional a subir de peso. Aunque existen muchas enfermedades asociadas a estas alteraciones, las más conocidas son, sin duda, la bulimia y la anorexia.

  • La anorexia es una enfermedad que se caracteriza por el rechazo a tener un peso igual o superior al supuestamente establecido según la edad y la altura del individuo acompañado de un miedo exagerado a engordar. Además, las personas anoréxicas crean una imagen distorsionada de su propio cuerpo, viéndose y sintiéndose gordas aunque realmente no lo estén. En el caso concreto de las mujeres, uno de los principales síntomas de este trastornos es la amenorrea, es decir, que deje de venir el período. Hay que señalar, también, que estos enfermos no tienen conciencia de que lo están y se convencen de que se alimentan correctamente.
  • La bulimia nerviosa es una patología que se caracteriza por la ingesta de grandes cantidades de comida en muy poco tiempo, algo que vulgarmente es conocido como ' darse un atracón' y que va acompañado de la sensación de no ser capaz de parar. Una vez finalizado viene el período de culpabilidad en el que el sujeto manifiesta su miedo excesivo a engordar y adopta conductas compensatorias tales como, por ejemplo, provocarse el vómito, usar laxantes o hacer ejercicio de forma exagerada. Este comportamiento genera vergüenza en la persona enferma, por lo que suele realizarse a escondidas. 

La mayoría de las alteraciones de la conducta alimentaria se deben a la ansiedad derivada de una excesiva preocupación por el aspecto físico y el peso corporal, la cual empeora los hábitos de las personas que la padecen. La baja autoestima, la frustración por padecer sobrepeso, las comparaciones con otros parientes y las presiones familiares son algunos de los factores que también pueden empujar al sujeto a manifestar esta conducta. Una vez que el trastorno se ha producido, los síntomas más evidentes que se pueden apreciar son el cansancio, la irritabilidad, la depresión, el aislamiento y la vergüenza, entre otros. La psicoterapia es una solución a todos estos problemas relacionados con alteraciones de la conducta alimentaria. En caso de que sea usted mismo quien lo padece o tenga algún familiar o amigo del que sospeche, lo mejor es que se ponga en manos de un profesional o le invite a hacerlo. La psicoterapia cognitivo conductual es una de las formas mas eficaces para superar este trastorno.

Miguel Vallejo

miércoles, 8 de octubre de 2014

¿Cómo identificar trastornos psicológicos frecuentes?

Se puede definir el trastorno psicológico, como un conjunto de síntomas que pueden causar riesgos clínicos o discapacidad en la persona que los padece. El término psicológico implica que su origen no tiene porque ser biológico, y que pueden derivar del aprendizaje a lo largo de la vida de la persona. Para determinar los trastornos más frecuentes en psicología, existen diversos métodos, y los síntomas vendrán determinados por cada problema. Entre los más frecuentes están; La Depresión, uno de los más comunes. Puede deberse a muchos factores; personales, fisiológicos, genéticos, ambientales. La depresión produce cambios en el comportamiento de la persona, en su forma de pensar, de sentir y de ver el mundo que la rodea. Este estado inhibe la capacidad de disfrutar y el interés por actividades cotidianas. La Ansiedad, el cansancio continuo incluso la pérdida de apetito, son pautas que ayudan a identificar el problema.

Otros trastornos habituales, como las Fobias, implican un miedo irracional a determinadas situaciones, dando lugar a los diferentes tipos. El miedo desproporcionado a un estímulo o situación, hace que la persona, intente escapar de ella, sin que esta sea una amenaza ni le pueda causar daño alguno. La Ansiedad, tiene su origen en el miedo o creencia en no poder superar algún problema dado por un estímulo externo o interno. Los estímulos externos que no podemos superar, nos producen estrés, si son internos, nerviosismo, angustias, miedos, producen ansiedad. Los síntomas para detectarla, son varios: Físicos; mareo, imposibilidad de respirar, vómitos, sudoración, taquicardias, entre otros. También hay rasgos de conducta típicos, inseguridad, hiperactividad, confusión, dificultad para relacionarse, son fácilmente detectables. Los trastornos de ansiedad, pueden dar lugar a otros muchos, trastorno obsesivo-compulsivo, fobias, específicas o sociales, etc. Otro de los trastornos más frecuentes, son la hipocondría, creencia en que se padece una enfermedad grave, basada en una interpretación personal de sensaciones del sujeto. Trastornos del sueño; por mala alimentación, consumo de alcohol, tabaquismo, entre otros. La depresión y la ansiedad también pueden producirlos. Adicciones; tanto de sustancias químicas, drogas y alcohol como de comportamientos. La persona no puede prescindir de ellas, y su falta le produce un síndrome de abstinencia que dará una sintomatología diferente según la droga de que se trate, aunque de forma general, produce decaimiento, irritabilidad, mareos, apatía, entre otros. Las adicciones de comportamiento, ludopatías, bulimias, anorexias entre muchas, son conductas que dañan al sujeto, pero es incapaz de dejar de hacerlo.

Miguel Vallejo

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Preguntas frecuentes sobre los psicólogos. ¿Cuándo son necesarios?

La psicología es una rama de la ciencia que trata los emociones de las personas y cuida de su buen estado anímico y emocional. Hoy en día visitar a un psicólogo es una actividad habitual, debido a los problemas personales que puedes llegar a tener derivados de situaciones cotidianas, y no tiene por qué tener que ser únicamente, ni lo es, para problemas mentales más graves como pueden ser la esquizofrenia o una depresión grave. Dentro de los problemas más comunes por los que es recomendable que acudas a la consulta de un psicólogo están los problemas familiares. Estos problemas pueden ser entre otros muchos: crisis de pareja, separación de los padres, enfermedad de un familiar, etcétera... Es recomendable hacer terapia para este tipo de casos, pues en el caso de que sean tus padres los que se separan, conviene acudir a un especialista en psicología clínica para comprender las razones y superar esta situación de la mejor manera posible. En caso de una enfermedad grave de un familiar, también es bueno que acudáis a terapia con un especialista todos los miembros de la familia e intentar comprender de esta forma los miedos de cada uno y así poder ayudaros mutuamente.

En esta época de crisis económica, uno de los problemas más frecuentes es la falta de trabajo y posterior crisis de autoestima provocada por el no sentirte valorado dentro de la sociedad. Este es un problema que de no ser tratado por psicólogos especialistas puede tener consecuencias tan graves como puede ser una depresión que te quite las fuerzas de seguir luchando para labrarte un buen futuro laboral. Otro caso muy común entre los que conviene acudir de inmediato a psicólogos especialistas son los estados de ansiedad y estrés provocados por el intenso ritmo diario. Las responsabilidades con la familia, el exceso de trabajo u otros aspectos del día a día pueden llevar a situaciones de estrés que deriven en un problema serio de ansiedad. Para prevenir la aparición de este problema de ansiedad grave es conveniente acudir a la consulta de un psicólogo, que te pueda ayudar con terapia a relajarte y a llevar la vida con un poco más de calma. Asimismo, un caso muy frecuente entre la población es la falta de sueño, dormir poco o dormir mal, esto puede llevarte a una situación de falta de energía ante el trabajo y las tareas diarias. Los psicólogos te pueden ayudar a buscar soluciones a este problema.

Miguel Vallejo

martes, 2 de septiembre de 2014

Síndrome postvacacional. Psicólogos en verano.

La temporada de fiestas a menudo puede ser una montaña rusa emocional. Muchas personas entran en depresión después de que todo el alboroto de fiesta va terminando y les resulta difícil funcionar normalmente en su rutina diaria. El síndrome postvacacional o depresión de vacaciones estos términos comúnmente utilizados representan la angustia mental que ocurre después de la temporada de vacaciones de invierno. La depresión postvacacional puede impactar a muchos, pero puede ser más visible en las personas con un diagnóstico actual de depresión.

La depresión postvacacional puede ocurrir debido a una variedad de factores. Tal vez, las vacaciones no tenían un motivo tan festivo o de celebración como era de esperar, tus planes fracasaron, o simplemente las expectativas no se cumplieron. Puede haber culpabilidad sobre gastar demasiado dinero, beber o comer en exceso. Además, es posible que te sientas culpable porque, tal vez, no asististe a un evento que esperas.

Es importante darse cuenta de que no estamos solos con estos sentimientos. Sin embargo, no tienes que dejar que este síndrome te detenga en la vida.

Estas son algunas de las estrategias que como expertos sugerimos para sobrevivir el síndrome postvacacional y volver a la pista para el siguiente año:
  • Superar la decepción
  • Elije a ver los beneficios del tiempo post-vacacional 
  • Se amable contigo mismo, especialmente con respecto a la resolución de año nuevo 
  • Mantente estar rodeado de gente
  • Elije actividades que te ayuden a mirar hacia adelante a algo 
  • Elije alimentos saludables y has ejercicio 
  • Obten ayuda profesional para cambiar las cosas que te han estado molestando 
  • Espera con ansias a disfrutar el próximo año

La forma más severa del síndrome postvacacional se conoce como depresión. Es importante reconocer los signos de la depresión mayor, que incluyen:
  • Sentirse deprimido, triste y desanimado 
  • Pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras y agradables 
  • Comer más o menos de lo normal, o el aumento de peso
  • Problemas para dormir, o dormir más de lo habitual 
  • Sentirse lento o inquieto 
  • Falta de energía 
  • Sentirse desesperado, impotente, o inadecuado
  • Dificultad para concentrarse 
  • Dificultad para pensar con claridad o tomar decisiones 
  • Pensamientos persistentes de muerte o suicidio 
  • Falta de interés en el sexo

La depresión clínica es una enfermedad de la tristeza persistente y dificultad con el funcionamiento normal. No se atribuye a la reacción normal de vacaciones. Busca ayuda profesional si sientes que muchos de estos síntomas o si te preocupa que puedas estar sufriendo de depresión.

Miguel Vallejo

jueves, 28 de agosto de 2014

Consejos de los Psicólogos: Cómo afrontar la vuelta a la rutina

Las vacaciones son sinónimo de descanso, relajación y bienestar. Sin embargo, también suponen un desequilibrio en los horarios, una pérdida de disciplina y, en definitiva, un descontrol absoluto sobre los deberes y obligaciones que dominan la mayor parte de nuestra vida. Por eso, cuando llega el temido instante de la vuelta al trabajo, muchas personas pueden sufrir ansiedad, estrés, tristeza o desasosiego.

Los psicólogos han desarrollado varias técnicas y consejos con los que se pretende facilitar el regreso a la rutina. Ponerlos en práctica ayudará a quienes han estado de vacaciones a retomar sus compromisos laborales y familiares con mejor humor, evitándoles sentimientos negativos. Algunas de estas recomendaciones son:

  • Intenta acostarte a una hora prudente incluso aunque estés de vacaciones, especialmente durante la última semana. Tómate un par de días para asumir la vuelta a la normalidad y haz todo según lo haces durante el resto del año.
  • No comas ni bebas en exceso. A pesar de que seguramente hayas abusado en la ingesta de comida y bebida durante el verano, ahora es momento de restringir estos productos. Haz una dieta sana y equilibrada que te permita estar activo y fresco durante la mayor parte del día.
  • Practica deporte. Realizar ejercicio no sólo es bueno para el organismo, sino también para la mente, pues de esta forma se aprende a ser disciplinado, se liberan tensiones y se consigue conciliar el sueño más fácilmente.
  • Mantén momentos de ocio y descanso. Empezar con la jornada laboral no significa que debas rechazar todo lo relacionado con la diversión y el esparcimiento. Queda de vez en cuando con tus amigos o ve al cine con tu pareja, incluso entre semana.
  • Piensa en positivo. Seguro que regresar a la oficina o a tu lugar de trabajo no es tan horrible como piensas. Reencontrarte con los compañeros y clientes habituales o salir a tomar un café en el bar de enfrente, hacen tu jornada más llevadera. Piensa en esos momentos y deja que una sonrisa asome en tu rostro.

Estos consejos suelen ser suficientes para afrontar una vuelta a la rutina. La mayoría de las personas no requieren de la ayuda de ningún psicólogo y son capaces de continuar con sus vidas con optimismo. Sin embargo, cuando se padece de otras patologías como depresión o falta de autoestima, por ejemplo, puede ser necesario contar con un equipo de psicólogos que ofrezcan el tratamiento adecuado.

Miguel Vallejo

domingo, 10 de agosto de 2014

Ayuda en verano a tu mente. Ocio y playa la solución.

El verano nos ofrece la oportunidad de realizar una parada obligatoria a nuestra habitual vida vertiginosa, repleta de obligaciones, prisas y estrés. Los psicólogos hacemos hincapié en los beneficios que tiene el ocio para nuestra salud mental y física, tanto si lo dedicamos a practicar deporte al aire libre, a compartir charlas y actividades con los amigos o a tomar el sol y nadar en la playa. Es importante participar en múltiples actividades de ocio, tanto como una forma de disfrutar de la vida, como un medio para calmar nuestra mente y retomar la actividad diaria con más fuerza.

Las últimas investigaciones médicas han demostrado que aquellos que disfrutan del ocio y de actividades gratificantes tienen menos riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y depresión y que, igualmente, son personas más felices y satisfechas con su vida.

Este verano tienes la oportunidad de dar un respiro a tu mente y disfrutar de los momentos de ocio con tu pareja, tus hijos, tu familia y tus amigos. Ello repercutirá favorablemente en vuestra salud física y mental, a la vez que contribuirá a reforzar vuestros vínculos emocionales y afectivos.

El beneficio de los rayos del sol es sobradamente conocido, dado que es la principal fuente de obtención de vitamina D. Además, los baños con el agua del mar tienen un efecto beneficioso sobre las articulaciones y eliminan las contracturas musculares. A ello se une los efectos positivos de la arena, que desinflama las articulaciones, del mismo modo que caminar con los pies descalzos sobre la arena es el mejor ejercicio para los músculos del pie y de las piernas.

Estos numerosos beneficios físicos repercuten directamente sobre nuestra salud mental y nuestras emociones, proporcionando un efecto calmante y aportándonos nuevas energías.

Para aquellos que no tengan la oportunidad de acudir a la playa, les aconsejamos disfrutar de todas las actividades al aire libre que puedan, acudiendo a la piscina municipal, al zoo, al parque de atracciones o simplemente disfrutando de una comida o una cena con nuestra familia y nuestros amigos.

Lo importante es dedicar el periodo de nuestras vacaciones al descanso, al ocio, a cultivar las relaciones afectivas con las personas que queremos y a cultivar nuestras aficiones y hobbies que no podemos realizar el resto del año. De este modo conseguiremos desconectar de las obligaciones y rutinas diarias, y volver tras las vacaciones recargados de nuevas energía y con la satisfacción de haber aprovechado al máximo el verano.

Miguel Vallejo

martes, 22 de julio de 2014

Cómo estudiarse a uno mismo. Consejos para vacaciones.

Las vacaciones son un momento ideal para la relajación, la meditación y la reflexión. Los avatares de la vida diaria nos tienen absortos en un ir y venir de horarios y obligaciones que nos dejan la frustrante sensación de no tener nunca tiempo para nosotros mismos, ni siquiera para plantearnos si estamos en el camino correcto, si hacemos lo que queremos y debemos, o simplemente para encontrar un momento de paz. Podemos aprovechar el periodo vacacional para encontrar unos 15 o 20 minutos cada día para encontrarnos con nosotros mismos.

Según la psicología clínica más tradicional, el malestar psicológico y la ansiedad vienen provocados en muchos de los casos por no detenernos a escucharnos y, más aún, por desoírnos o desatender los deseos y necesidades que nuestro cuerpo y mente demandan. Cuando nos dejamos llevar por la vorágine del día a día y nos abandonamos a la rutina, perdemos el contacto con quienes somos.

Estamos cansados de escuchar que la comunicación es la base de toda relación fuerte y sana. Sin embargo, tendemos a interpretar que este principio solo es aplicable a nuestras relaciones con los demás, en lugar de darnos cuenta de que nuestra principal relación es la que mantenemos con nosotros mismos y es la que en primer lugar debemos cuidar para sentirnos en paz con lo que nos rodea.

Estudiarnos implica escucharnos, sentir nuestras emociones, reconocerlas y aceptarlas en cada momento, y actuar así en consecuencia. Una vez que convirtamos este ejercicio en una costumbre, nos resultará muy sencillo continuar en contacto con nosotros mismos e incorporar este ejercicio a lo que somos, cuidando de nosotros en todo momento.

Para iniciar este estudio de autoconocimiento debemos encontrar un momento para nosotros solos, un espacio agradable y relajante, que no nos evoque nada más que el placer de estar en ese lugar y en ese momento. Al sentirnos en calma podemos comenzar a repasar aquellas facetas de nuestra vida que nos inquietan o preocupan, así como las que más nos agradan, buscando potenciar estas últimas y siguiendo nuestra intuición para solventar las primeras.

Es importante que detectemos las cosas que nos dan placer, que nos premiemos un poquito cada día por todo aquello que hacemos bien, potenciando nuestro bienestar y reforzando nuestras conductas positivas.

Miguel Vallejo
Centro de Psicología Clínica en Donostia-San Sebastián

sábado, 12 de julio de 2014

Recomendaciones para un verano sin altibajos

El verano es la época del año que con más ganas estamos esperando. Cuando nos imaginamos a nosotros en la playa, o en una terracita disfrutando de un aperitivo, se nos escapa una sonrisa. Queremos exprimir el verano, gozar la agradable temperatura, las vacaciones, los viajes, el mar, la montaña de todo el tiempo que tenemos para nosotros, para elegir a que dedicar las horas. Esta temporada del año está hecha para disfrutar al máximo. Por esta razón tenemos que vivir nuestras vacaciones de la manera más plena, y una gran idea para conseguirlo, es seguir estas recomendaciones para un verano sin altibajos.

Los altibajos se producen cuando algo no está estable en nuestras vidas, cuando algo no está funcionando correctamente, y esto hace que no podamos disfrutar al máximo de nuestros momentos de disfrute. Por este motivo hay que resolver lo no nos deja aprovechar al máximo de nuestro tiempo, lo que no nos deja alcanzar y llegar al verano con toda nuestra plenitud.

Muchas veces no sabemos qué camino coger, y no nos planteamos la posibilidad de acudir a un profesional de la psicología clínica. No se nos ocurre esta alternativa, no la tenemos presente. Así que esta va a ser mi principal recomendación para pasar un verano sin altibajos, llegar a él psicológicamente fuerte, y para esto propongo acudir al centro de psicología clínica.

Si este año has tenido problemas en la relación con tu pareja, ansiedad, tu estado de ánimo está más bajo, te encuentras inseguro, con la autoestima baja, con depresión, te resulta difícil controlar la ira, duermes muy mal, tienes algún tipo de adicción, o si estás estudiando, has tenido problemas escolares este año, problemas en el día a día, en el trabajo, en la convivencia, estrés?

Recomiendo acudir a psicólogo para resolver aquello que no nos deja llegar bien al verano, y lo que queremos es aprovechar nuestras más que merecidas vacaciones. Cuando uno se encuentra con la mente sana y positiva, está preparado para gozar, evadirse y divertirse. Esa es la manera de poder saborear el verano sin altibajos.

Miguel Vallejo