lunes, 11 de mayo de 2020

EL SENTIDO COMUN ANTE LA DESESCALADA

¿Existe alguien que considere no tener sentido común? Parece difícil encontrar personas que no crean adecuado su estilo de vida, lo que afirman, lo que hacen, lo que orientan, lo que imponen, o que a su vez, no estén impregnadas de esa racionalidad lógica y aplastante que todo el mundo debería de ver y reconocer. Parece difícil encontrar personas que cuando se les confronta con otra realidad, acepten de buen grado los cambios a su planteamiento. La competitividad social, política, laboral, la necesidad de éxito a cualquier precio y con una excesiva inmediatez, crea patrones de personas poco sólidas y con un argumentario endeble, casi siempre protegidas más por su status, su narcisismo, o por su necesidad de logros, que por su formación y preparación.

¿Quién no ha escuchado en cualquier debate, exposición académica, política la frase "yo, desde mi experiencia..."? Siempre observamos que el YO va por delante, a veces también el "hemos considerado..." y todo esto no tanto por la realidad de los datos, si no por la necesidad de posicionarse dialécticamente en un umbral que difícilmente se asienta en bases objetivas y científicas, si no estrictamente personales.

El sentido común no se estudia, no hay un master que lo avale, es algo innato en ciertas personas, pero no es universal, al igual que la inteligencia emocional, no es aplicable a todos los seres inteligentes. Las habilidades que ciertas personas poseen, les lleva a resolver con mas facilidad problemas de la vida cotidiana, frente a seres que son extremadamente inteligentes para su vida profesional, pero carentes de esa capacidad emocional y habilidad necesaria que les lleve a la resolución de problemas mas simples.

Sin duda, una de las mayores dificultades que presenta el sentido común es considerar que todos vamos a llegar a las mismas conclusiones ante cualquier hecho o circunstancia. Está claro que esto, desafortunadamente, nunca va a ser así. Para ejemplificarlo, tenemos un hecho real y que tristemente nos afecta a todos en este momento como es, realizar una adecuada desescalada ante la pandemia del covid-19. Pero en realidad ¿qué se observa?, ¿qué ocurre?. Palpamos en muchos ambientes una falta de sentido común para afrontar este camino que nos lleve a la posibilidad de mejorar nuestra salud personal y económica. Las evidencias y actitudes de ciertas personas nos pueden llevar a retroceder de forma un tanto absurda. ¿A qué se debe? Sin duda a las cogniciones tan diferentes que tenemos las personas para conseguir lo que ansiamos, como es en este caso la libertad, trabajo, dinero... Y la salud?. No se piensa que esto es anterior a todo lo demás?

Muchas personas relativizan el problema del contagio, se juntan más de lo habitual, no llevan mascarillas porque son molestas, no guardan las distancias, es decir no se toman precauciones. Todo desde la creencia personal que no va a pasar nada, desde el "Yo considero que esto es exagerado o no tan necesario" etc... ¿Por qué no somos capaces de ver y valorar de forma racional las consecuencias de nuestros comportamientos negligentes, cuando afortunadamente y con gran esfuerzo estamos saliendo lentamente de una situación de confinamiento severo?.

Sin duda, se debe a la exaltación de ese absurdo Sentido Común Individual, carente de empatía y contradictorio por otra parte. ¿Para qué tantos testimonios que públicamente se otorgan día a día a los sanitarios desde los balcones, si después incumplimos las normas básicas que los científicos nos señalan? ¿Alguien piensa que su incumplimiento pone mas en riesgo las vidas de nuestros cercanos y de quienes nos tratan y cuidan en los hospitales?.

Dejemos de aplicar, de una vez por todas, nuestro propio criterio en detrimento de las voces científicas, que no políticas, porque si en algo tiene que caracterizarse el sentido común, es por la total ausencia de egoísmos o creencias personales y la tendencia a facilitar el bien general, en detrimento de lo que nos gustaría.

Me parece oportuno socialmente recordar a Cicerón cuando, harto de Catilina, pronunció en el senado romano su primera catilinaria comenzando con esta celebre frase y que tanto juego ha dado para diversos ámbitos sociales, políticos, o académicos: "¿Quousque tándem abutere, Catilina, patienta nostra..." (¿Hasta cuando abusarás Catilina de nuestra paciencia?) Seria importante que evitemos que alguien pudiera poner nuestro nombre sustituyendo al de Catilina. Esto sería todo un signo de que comienza a imperar en este momento de la desescalada para todos, UN UNICO SENTIDO COMUN, como es el de los científicos, que son en definitiva quienes manejan y poseen todos los datos necesarios para tomar decisiones. No intentemos sacar excusas para hacer imperar nuestro criterio, nuestro "particular sentido común". Se acostumbra a decir que rectificar es de sabios, pero en este caso, tener que retroceder no es rectificar, es perder, es enfermar. Ser solidario con las normas científicas que nos dictan, es una necesidad que a todos nos va a beneficiar y nunca es tarde para aprender en una pandemia, como la que nos ocupa, de los beneficios de un razonamiento lógico basado en la evidencia científica, en la aplicación sensata de las normas, en definitiva de un estricto y obligado Sentido Común.

Miguel Vallejo