lunes, 20 de junio de 2022

EL VOLUNTARIADO: Profesión, entrega o abnegación

En una sociedad como la nuestra, con mayor longevidad y esperanza de vida, y donde las enfermedades crónicas y la precariedad económica se encuentran cada vez más presentes, se hace necesaria la figura del voluntariado. Carmen Machi, actriz polifacética, encarna en la película La Voluntaria’ esa figura necesaria, de una mujer médico, jubilada, con grandes dosis de humanidad, pero que demuestra a lo largo de la película y de su estancia en un campo de refugiados griego, sus limitaciones como voluntaria de base, además de dejar traslucir lo que no debe ser ni hacer nunca, en este caso, una voluntaria.

El voluntariado lo representan personas, solo personas. Cualesquiera que sean sus profesiones, deben de ser abnegados, y jamás deben de ver en el otro a su familiar ausente ni deben de resolver sus propias carencias con dicha actuación. Otro aspecto diferenciador es quien ejerza el voluntariado como profesional.

En la década de los 90, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) celebró en el Palacio de Congresos de Madrid, el I Congreso Internacional sobre el Voluntariado. Tuve la suerte de poder exponer en una mesa redonda -algo que sigo agradeciendo- un tema de gran relevancia para el desarrollo adecuado de la relación voluntario/paciente, ‘La sobreimplicación emocional del voluntario’. Profesionalmente, considero necesario que se tengan en cuenta las condiciones psicológicas y/o personales que mueven a las personas para apuntarse a un voluntariado. Es un trabajo duro, gratificante, diría que imprescindible hoy día, pero difícil de ejecutarlo con solvencia; de su calidad y cualidades depende el éxito, ya que, si no se realizara de la forma adecuada, la intervención iría en contra de sí mismo y de quien reciba la ayuda. No sería honesto cubrir las necesidades propias ejerciendo el voluntariado.

La película da muestras muy claras de ello. Cualquier profano en la materia no estará de acuerdo viendo cómo Carmen Machi, nuestra voluntaria de formación médica en un campo de refugiados, pero voluntaria de a pie en ese contexto, derrocha humanidad y entrega, pero paralelamente se encuentra con una realidad que no esperaba y para la que no tenía, bien el conocimiento necesario en ese área, o bien la formación adecuada. La abnegación tiene que formar parte del voluntariado y para quien no este muy familiarizado con esta palabra y la confunda con ‘entrega’, la RAE define a la persona abnegada como aquella que “se sacrifica o renuncia a sus deseos o intereses, generalmente por motivos religiosos o altruistas”.

Haciendo referencia al dicho de “lo que se oye se olvida, pero lo que se ve se recuerda”, esta película creo que debe servir a aquellas instituciones y asociaciones benéficas que se apoyan en el voluntariado, para dar una cobertura humana, psicológica y social, una referencia formativa visual, necesaria y trascendente de lo que es y no debe ser la acción del voluntariado.

El final de la película, que no deseo desvelar, ya que es donde culmina lo que la protagonista ha ido tejiendo a lo largo de su estancia en el campo de refugiados, hace alusión a lo que expuse en mi ponencia. Es importante para propios y extraños valorar de forma visionaria las consecuencias de nuestras acciones altruistas. Sócrates nos preguntaría ¿lo son en realidad? Que cada uno responda. No por ser profesionales y expertos en una materia, se sabe todo del voluntariado. Querer pertenecer a este colectivo en el ámbito social y psicológico es muy meritorio, pero requiere de unas condiciones humanas y personales concretas, y de una formación que contribuirá sin duda a consolidar el apoyo necesario para el sector en el que se vaya a intervenir. Porque de lo contrario, sin un entrenamiento específico, puede producirse el efecto contrario.

Eligiendo, formando y entrenando correctamente al voluntariado se conseguirá que el receptor final se beneficie de dicha actuación, quedando difuminada y postergada a un segundo plano la figura del voluntario, algo incomprensible para algunos, pero totalmente necesario para el desarrollo adecuado de dicha actividad. El real beneficio para el voluntariado es poder ejercerlo día tras día sin que parezca que tenga un coste personal.

En resumen, la película ‘La Voluntaria’ es un referente absoluto de lo que nunca hay que realizar en el voluntariado. Ahora bien, los políticos a quienes también se les hace mención en la película, tienen en su mano la posibilidad de dotar de mayores prestaciones a aquellas instituciones o asociaciones benéficas sin ánimo de lucro que se apoyan en esta figura para compensar los déficits sociales y atencionales.

Mi admiración a todos los voluntarios y voluntarias que hacen que este mundo esté mejor atendido psicológica y socialmente, pero que no olviden que el voluntariado de base es únicamente abnegación, no una profesión.

Publicado en El Diario Vasco, el 19 junio 2022


Miguel Vallejo