martes, 18 de noviembre de 2014

¿Cómo convertir los errores en oportunidades?

Se ha demostrado sobradamente que mostrar una actitud positiva ante las vicisitudes de la vida y saber sacar partido de cualquier ocasión, por desfavorable que en principio parezca, puede salvarnos la vida. El optimismo nos protege de los malos pensamientos, de la rumiaciones, del estrés y protege nuestro sistema inmunitario. Los pesimistas pensarán en la suerte que han tenido los optimistas de nacer con esa forma de pensamiento tan favorable, pero lo cierto es que cualquiera puede tener una mente más positiva con un poco de entrenamiento.

Ser positivo no significa sonreír a pesar de vayan mal las cosas. De vez en cuando es necesario expresar el enfado y la frustración cuando nos sentimos de esta manera, pero únicamente como mecanismo de desahogo antes de ponernos manos a la obra. Mostrar inconformismo sirve para tomar el control de nuestra vida y asumir nuestra responsabilidad en las cosas que nos pasan. Cuando nos equivocamos tenemos la oportunidad de aprender algo. Si somos conscientes de aquello que hemos hecho mal podemos corregirlo, no repetirlo en el futuro. La clave está en aprender a afrontar nuestros propios conflictos para verlos como algo necesario e inevitable en la vida, ante los que podemos elegir aprender o hundirnos. El error es inevitable, pero sufrir por ello es opcional. Si tenemos clara esta premisa, comenzaremos a sentir una menor presión. Aceptar los errores es el primer paso hacia el éxito.

Pero ser optimista no consiste solo en aceptar los errores y sacar provecho de ellos. La clave de todo está en la flexibilidad. Cuanto más flexibles seamos para adaptarnos a las circunstancias, para improvisar planes alternativos antes las contrariedades, más airosos saldremos de los problemas y las piedras que aparecen en el camino. Los talantes rígidos suelen ocasionar un gran sufrimiento en la persona que los padece, por lo que la inflexibilidad es un rasgo que conviene eliminar de nuestros principios. El otro ingrediente imprescindible es conocernos a nosotros mismos, especialmente en nuestro aspectos positivos. Saber que tenemos recursos para afrontar gran cantidad de situaciones nos hará enfrentar los errores con fuerza, interpretándolos como un reto para darnos la oportunidad de aprovecharlo a nuestro favor. Para empezar a cambiar esta forma de ver las cosas puede ser un buen ejercicio preguntar a la gente cercana cómo actuarían ellos en tal o cual situación, o imaginar qué haría en nuestro lugar alguien a quien admiramos.

Miguel Vallejo

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