viernes, 5 de diciembre de 2014

Preguntas para cambiar tu vida

En ocasiones, nos sentimos perdidos y nos invade la tristeza. Nos cuesta ordenar nuestros pensamientos, llevar a cabo tareas sencillas y encontrarle un sentido a la rutina del día a día. Disminuye la motivación y, con ello, las ganas y el entusiasmo. En estos momentos, la psicología clínica nos explica que pueden estar manifestándose desórdenes internos que demanden en nosotros un cambio de vida que nos conduzca a volver a encontrar las ganas de vivir, evitando así una posible depresión posterior. Para detectar esta situación, podemos comenzar por preguntarnos: ¿estoy haciendo aquello que realmente quiero hacer en la vida?

Aspirar a ejercer el trabajo soñado o a disfrutar de una vida única no es cosa de niños, ni tampoco de adolescentes. Todos tenemos una vocación, unas preferencias a la hora de elegir aquellas tareas que nos apasionan y aquellas que no nos hacen sentir bien. A diferencia del resto de trabajos, aquella labor que sea nuestra vocación ha de hacernos sentir satisfechos, realizados en lo personal y útiles con respecto a la sociedad. Para ello podemos preguntarnos: ¿qué me aporta este trabajo? ¿me hace sentir mejor? ¿disfruto cuando lo ejerzo? ¿aumenta mis ganas de mejorar y de ser un buen profesional? Si la respuesta es negativa, habrá llegado el momento de generar un cambio de vida.

Llegados a este punto, será el momento de cuestionarse acerca de temas más trascendentes: ¿cuáles son las prioridades que determinan mi vida? ¿en qué lugar quedo yo mismo, mi familia, mis aficiones y mi filosofía de vida con respecto al trabajo? A este respecto, cabe destacar que tan negativos son el defecto como el exceso. No sentir interés hacia nuestro trabajo nos puede llevar a caer en la monotonía y a perder la ilusión, pero dedicarle un exceso de horas y priorizar el trabajo ante todos los demás ámbitos ocasiona estrés, ansiedad y grandes dificultades para llevar una vida equilibrada y satisfecha en todos los sentidos. El punto óptimo es compaginar un trabajo que nos haga sentir bien con el resto de prioridades que consideramos importantes, dedicándoles tiempo tanto a ejercer nuestra profesión como a nuestros amigos y familiares, a nosotros mismos y a nuestras aficiones. Así pues, si lo que nos hace sentir mal guarda relación con los amigos, el trabajo...., deberemos preguntarnos: ¿estoy rodeándome de las personas más adecuadas para mí? ¿nuestro trato es correspondido? ¿me aportan y me hacen sentir valorado como persona? En conclusión, si tu entorno personal o laboral te genera malas sensaciones y te impide ser feliz, ha llegado el momento de hacerse algunas preguntas para generar un cambio de vida.

Miguel Vallejo

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